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sábado, 14 de marzo de 2015

El Cinquecento italiano

El Cinquecento Italiano
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Introducción.
 Si Florencia había sido la ciudad del Quattrocento italiano, Roma fue la del Cinquecento; a lo largo del s.XVI la capital artística de Italia se traslada a Roma, principalmente por la enorme influencia del Papado, que se convierte en el gran protector de los artistas y promotor de obras (no olvidemos que por su enorme herencia clásica, Roma sigue atrayendo a infinidad de artistas que buscan aprendizaje).
A lo largo del periodo correspondiente al alto Renacimiento italiano, denominado Cinquecento, el arte se ve obligado a adecuarse a las normas que impone el decoro, circunstancia derivada del hecho de que la mayor parte de las obras tienen una función religiosa. El arte renacentista clásico alcanza entonces su culminación, además de que el espíritu revisionista y exhaustivo propio del Renacimiento provoca la aparición de tratados compendiosos del lenguaje empleado, sin olvidar tampoco que ésta será una época condicionada artísticamente por el quehacer de grandes figuras tales como Miguel Ángel, Leonardo da Vinci o Rafael.
    
Con respecto a la división que suele establecerse del arte  italiano del s.XVI, el clasicismo adquirirá una gran fuerza durante la primera mitad del siglo siendo sustituido, a lo largo de la segunda, por un barroquismo de las formas correspondiente al sentir manierista.
Arquitectura del Cinquecento
Equilibrio, austeridad, robustez y predominio de la arquitectura sobre la decoración son características principales de las edificaciones de este periodo, como se aprecia claramente en las obras de Bramante (su magnífico templo de San Pietro in Montorio, donde recoge la herencia romana a través del uso de la tipología de planta central circular). Ahora se usan los volúmenes con un sentido plástico, buscándose el contraste y el juego mediante la conjugación de las formas y el manejo de la luz (elementos cuyo uso teatral se buscará deliberadamente durante el periodo manierista, exagerándolo,).

Archivo:Roma-tempiettobramante01R.jpg    Archivo:SaintPierre4.JPG
San Pietro in Montorio y proyecto para la basílica de San Pedro de Roma.
Ésta fue una época de grandes construcciones y de grandes autores; a lo largo de este siglo XVI se inicia el desarrollo y ejecución de uno de los más importantes planes arquitectónicos: la creación de la basílica de San Pedro del Vaticano (es preciso señalar de nuevo que Roma ostenta la capitalidad artística en estos momentos, además de la cristiana, de ahí que el Papado quisiese reforzar dicha realidad).
Cúpula de San Pedro del Vaticano. Obra proyectada por Bramante y rematad por Miguel Ángel
Adjudicada inicialmente su construcción a Bramante, el fallecimiento del mismo da lugar a la elección del pintor Rafael, cuya participación en el proyecto se ve truncada de igual modo por su muerte, siendo realmente el relevo del posterior elegido (Antonio de Sangallo el Joven) el verdadero artífice del edificio: Miguel Ángel. Recupera el plan inicial de planta central propuesto por Bramante y construye la magnífica cúpula que lo corona inspirándose en la de Bruneleschi, convirtiéndola en referencia de todo el conjunto.
Muestras de su tratamiento de la arquitectura serán también la Biblioteca Laurenciana de Florencia, con su ingeniosa escalera que se adapta al vestíbulo de entrada, así como el diseño urbanístico de la Plaza del Capitolio en Roma o la colaboración que realizará en el Palacio Farnesio (modelo de palacio romano, será comenzado por Sangallo).








Para finalizar, merece la pena destacar dentro de la tendencia manierista a los arquitectos Vignola, el cual creará en la Iglesia del Gesú, en Roma, un modelo posteriormente muy empleado y Andrea Palladio (artífice del recurso denominado "ritmo palladiano", destinado a conseguir efectos de movimiento y claroscuro, así como del Teatro Olímpico de Vicenza).
Archivo:Rome-EgliseGesu-Intérieur.jpg
Interior y planta de la iglesia de il Gesu (Roma), por Vignola, Fue prototipo de iglesia de la Contrarreforma.
      
Planos de la Villa Capra (Vicenza) y la iglesia de il Redentore (Venecia)
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San Giorgio Maggiore (Venecia)
Escultura del Cinquecento
No es posible hablar de escultura renacentista italiana sin nombrar a uno de los más grandes e importantes artistas de esta disciplina (y no sólo del momento) como es Miguel Ángel; la calidad de su trabajo y su capacidad para obtener "vida" del mármol no puede, incluso a día de hoy, por menos que causar una completa admiración.
En él es posible encontrar los distintos registros que se sucederán a lo largo de este s.XVI, desde aquellas obras iniciales donde se acatan todas las reglas clásicas hasta el manierismo terrible, por completo visionario, de sus "esculturas inacabadas" (ejemplo de las cuales es la Pietá Rondanini).
 
David y la Piedad del Vaticano, obras de juventud
  
La Piedad de Florencia y la Piedad Rondanini
Grandes obras, convertidas en hitos de la historia del arte, van a ser esculturas como el David (tipología clásica, pero completamente novedosa en la forma de representación, en la que además son apreciables la enorme fuerza intrínseca de sus personajes, la monumentalidad y el perfecto conocimiento y ejecución de la anatomía característicos de la obra de Miguel Ángel), el Moisés concebido para el sepulcro del Papa Julio II o la maravillosa Pietá vaticana.
Pintura del Cinquecento
De nuevo hay que referirse a la obra de las tres grandes figuras: Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Rafael, el primero de los cuales será el prototipo absoluto de hombre del Renacimiento (pintor, escultor, inventor, etc.).
Las obras de Leonardo poseen un cierto misterio (empleará la técnica del sfumato para envolver sus representaciones de una especie de sugestivo velo difuminador) que las hace especialmente sugestivas, además de que su maestría técnica y el enorme conocimiento que posee del cuerpo humano le posibilitarán abarcar aquel registro de emociones que desee representar.
Gran observador de la naturaleza humana, el estudio psicológico realizado de sus personajes queda patente en retratos como el de la universalmente famosa Gioconda.
  
La Gioconda, La Virgen con el niño y Santa Ana, La belle ferronière
La Anunciación, por Leonardo
La Última Cena, refectorio de Santa María de las Gracias (Milán)

La pintura de Miguel Ángel acusa muchas de las características de su obra escultórica: trazo enérgico, monumentalidad, dramatismo y fuerza sobrehumana. En su obra se hallan las raíces del Manierismo, sus gigantes carecen de espacio y se mueven en una atmósfera angustiosa; un mundo dramático muy opuesto al optimismo del hombre del primer renacimiento.
         
Una Sibila y el fresco del Juicio Final, de Miguel Ángel, en la Capilla Sixtina
Rafael, gusta de modelos de una ingenuidad y belleza equilibrada en sus inicios, perfectos ejemplos del más puro clasicismo, sufrirá una evolución enorme en su pintura a partir de la asunción de diversas influencias (Miguel Ángel), llegando incluso a rozar el Manierismo en sus últimas piezas. Autor de una obra enorme, a pesar de su temprana muerte, realiza fundamentalmente temas religiosos (sus famosísimas Madonnas), retratos y grandes composiciones.
  
La dama del unicornio, El Cardenal y la bella jardinera
La escuela de Atenas (alegoría de la Filosofía), en las Estancias Vaticanas
Mención aparte hay que referirse a la escuela veneciana, cuya influencia en el arte de la pintura es capital. Veamos algunas de las principales señas de identidad de esta escuela: el culto al color (frente al dibujo de los florentinos), la exaltación de la riqueza, contemplación poética del paisaje y la importancia de los temas secundarios.
Entre los grandes maestros del siglo XVI destacan las figuras de Tiziano (discípulo de Giorgione), es el gran retratista de la escuela, ejemplo Carlos V en Muhlberg, es también maestro de las formas blandas y redondas como lo demuestra en sus desnudos femeninos, Danae, la Venus de Urbino, la Bacanal), su pintura se hace progresivamente pastosa y la mancha parece deshacer la forma; el Veronés (el pintor del lujo, con sus grandes palacios y jardines, ejemplo Las Bodas de Cana) y el Tintoretto (es manierista por sus contrastes de luces y sombras, scorzos, movimientos violentos, ejemplo El Lavatorio).
 

 
Carlos V en Muhlberg, Danae y la lluvia de oro, la Venus de Urbino y autorretrato de Tiziano
 
Las Bodas de Caná, por el Veronés

Disputa con los doctores (El Veronés) grande.jpg 
Jesús entre los doctores, del Veronés
File:El Lavatorio (Tintoretto).jpg Tintoretto 11
El Lavatorio y El traslado de San Marcos, de Tintoretto


domingo, 28 de octubre de 2012

Tema 1 Hª España: El siglo XVIII español


TEMA 1  LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII.

Durante mucho tiempo esta centuria fue una época menospreciada, considerada como gris, tributaria del pensamiento extranjero e infiel a las tradiciones patrias. Actualmente está siendo objeto de una importante reivindicación. Ello es debido no sólo a la labor de los hispanistas extranjeros sino también a la historiografía española tradicional, que descubre nuevos aspectos en el estudio de este siglo.

El siglo XVIII supone para España una época de profundos cambios. El primero de ellos es el cambio de dinastía. Muerto Carlos II de Habsburgo sin descendencia, llegan los Borbones, procedentes de Francia. Esto supuso en primer lugar una guerra internacional y una guerra civil. Asentados los Borbones en el trono español, comienza la etapa de reformas que llevan al centralismo y a la desaparición del sistema dual de los siglos XVI y XVII. Todo ello acompañado de la afirmación del absolutismo monárquico mediante el Despotismo Ilustrado, la filosofía de la Ilustración y, desde el punto de vista cultural, los últimos elementos barrocos y la aparición de un nuevo estilo artístico, el Neoclasicismo. En este aspecto cabe destacar la presencia de uno de nuestro mejores y más universales artistas, Francisco de Goya, testigo de los avatares políticos de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX.

 
La familia de Felipe V, por Van Loo.

A.- EVOLUCIÓN POLÍTICA.

El siglo XVIII comienza y termina con graves contiendas: la Guerra de Sucesión y la Guerra de Independencia. La primera supone la instalación en España de los Borbones. La primera mitad del siglo, el reinado de Felipe V, se caracteriza por el proceso de recuperación y reivindicación de los territorios italianos perdidos tras esta guerra. La segunda mitad del siglo (reinados de Fernando VI y Carlos III) se caracterizará por la expansión económica (sobre todo de Barcelona y Vascongadas) y la hegemonía política castellana. Además aparecen las primeras tensiones entre la minoría ilustrada, partidaria de profundas reformas políticas y sociales, y los estamentos privilegiados, partidarios de mantener sus prerrogativas propias del Antiguo Régimen.

1.- La Guerra de Sucesión (1701-1713).

Carlos II de Habsburgo, rey de España, muere en 1700 sin descendencia. Se plantea la cuestión sucesoria. España, a finales del siglo XVII, no era más que un reflejo de lo que había sido en época de Carlos I y Felipe II. Pero su herencia era todavía envidiable: Flandes, Milanesado, Sur de Italia.

Los principales pretendientes eran el archiduque Carlos de Austria y Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia. Inglaterra y Holanda deseaban una política de equilibrio en Europa que impidiese todo tipo de hegemonía por parte de un país concreto.

El rey Carlos II había otorgado testamento en favor de Felipe de Borbón, a quien el país aceptaría momentáneamente. Un Borbón en Madrid suponía un apoyo decisivo a Luis XIV de Francia y, por lo tanto, la el reconocimiento de la hegemonía francesa en Europa, por lo cual la sucesión a la Corona española va a degenerar en un conflicto internacional.

La Guerra de Sucesión (1701-1713) despejaría el dilema hegemonía francesa/equilibrio continental en Europa.

Inglaterra, Holanda, el Imperio, Portugal y Saboya formarán la Gran Alianza de La Haya para imponer al archiduque Carlos de Austria en el trono de España. En territorio peninsular, La Corona de Aragón, temerosa del centralismo borbónico, apoyará también al archiduque Carlos, mientras Castilla apoya a Felipe de Anjou.

Primero se desarrolla la guerra en Centroeuropa, donde las tropas austrobritánicas derrotan a las tropas francesas. El apoyo de Castilla a Felipe V permitió el triunfo de éste a partir de 1707 (en la victoria de Almansa; más tarde se producen las de Brihuega y Villaviciosa, en Guadalajara).

La muerte del emperador José I facilita la paz, pues su heredero era su hermano, el archiduque Carlos de Habsburgo o de Austria. Ahora Inglaterra y Holanda no quieren a un candidato austriaco en el trono de España pues Austria sería la potencia hegemónica en Europa.

La paz llega con los tratados de Radstatt y Utrecht. El primero sellaba la paz entre Austria y Francia. El tratado de Utrecht (1713) firmaba la paz entre Inglaterra, Holanda, Saboya y Prusia con Francia y era el que afectaba más directamente a España. Las cláusulas de este tratado son las siguientes:

·         El trono de España era para Felipe de Anjou, que gobernará como Felipe V, con él llegan los Borbones a España. Renuncia a sus derechos al trono francés.

·         España perdía posesiones en Italia (Nápoles, Cerdeña, Toscana, el Milanesado) y los Países Bajos españoles (actual Bélgica) en favor de Austria.

·         Gran Bretaña obtenía Gibraltar y Menorca, el monopolio del comercio de esclavos (el “tratado de Asiento”) y el “navío de permiso”, es decir, la facultad de fletar una vez al año un barco a América con productos ingleses sin pasar por el control de la Casa de Contratación, que tenía el monopolio del comercio las colonias americanas. Había comenzado el principio del fin del Imerio español que culminaría con los hechos de 1898.

·         Cesión a Portugal de la colonia de Sacramento (Uruguay).

La Guerra de Sucesión tiene una doble dimensión. A nivel internacional, supone la lucha entre dos bloques, uno dirigido por Gran Bretaña que pretende mantener el equilibrio europeo y ve con preocupación la futura unión de España y Francia (pues Felipe V era heredero también del trono francés) y el otro dirigido por Luis XIV que pretendía una hegemonía francesa en Europa.

A nivel interno, es la primera vez que una guerra europea afectaba directamente al suelo peninsular, convirtiéndose, por lo tanto, en una guerra civil entre los distintos territorios del reino.

Los tratados de paz reflejaron los resultados de la guerra: a nivel interno suponía el triunfo de los Borbones. A nivel externo, el triunfo era para la Alianza de La Haya, confirmando el fracaso de la idea de Luis XIV de crear una Europa dominada por los Borbones.

2.- El Despotismo Ilustrado.

Es un tipo de monarquía absoluta, en la que el rey continúa teniendo todo el poder, pero gobierna siguiendo los principios de la filosofía de la Ilustración.

La frase que define este período es “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, que explica cómo las nuevas ideas que el movimiento ilustrado expandió desde Francia por Europa y América, impulsó a reyes y gobernantes a efectuar reformas que cambiaron la vida cotidiana en todos sus aspectos, pero in valorar el peso de costumbres y tradiciones en una sociedad poco formada que se aferraba a su sistema de vida.

Los reyes y ministros ilustrados del Siglo de las Luces dedicaron su interés y esfuerzo a mejorar las condiciones económicas, culturales, sociales y morales de sus súbditos. Para ello sometieron a la Iglesia al poder del Estado (regalismo), iniciaron políticas de proteccionismo a la agricultura, a la ganadería y el transporte, mejorando las redes viarias. Se reformaron la justicia, la administración y la hacienda públicas. Se abrieron centros de instrucción pública, escuelas de oficios, se crearon Academias y las Sociedades Económicas de Amigos del País, para proteger el patrimonio cultural y difundir los principios de la Ilustración.

Los reyes españoles del Despotismo Ilustrado fueron Felipe V y Fernando VI quienes se dejaron aconsejar por ministros ilustrados; Carlos III cuyo reinado supone una afirmación de este tipo de monarquía y bajo el que se llevan a cabo importantes cambios e iniciativas; Carlos IV, cuyo gobierno se convierte en un Despotismo ministerial, al delegó la labor de gobierno en su ministro Godoy (actuó como un auténtico valido).

3.- La monarquía de los Borbones en España.

a) El reinado de Felipe V (1700-1746).

Nieto de Luis XIV de Francia. Casado con Mª Luisa de Saboya (hijos, Luis y Fernando) e Isabel de Farnesio (hijos Carlos y Felipe). Con él se inicia la dinastía de los Borbones en España. La política de sus primeros años de reinado se caracteriza por la influencia francesa y la reforma en la administración y la Hacienda.

A la muerte de su primera esposa, la política se caracteriza por el irredentismo mediterráneo: la tentativa de recuperar los territorios del Mediterráneo cedidos a otros países por el Tratado de Utrecht. Una política alentada por Isabel de Farnesio, segunda esposa del rey, que se preocupó de recuperar los territorios cedidos a Austria en Italia para establecer en ellos a sus hijos Carlos y Felipe.

La alianza con Francia en relación a la política exterior se plasmó en la firma de los Pactos de Familia. Los dos primeros se firmaron en el reinado de Felipe V y el último con Carlos III.

El Primer Pacto de Familia (1733) entre Luis XV y Felipe V, siendo ministro José Patiño, durante la Guerra de Sucesión al trono de Polonia, que finalizó con el Tratado de Viena (1738), que permitió al primogénito de Isabel, Carlos, ocupar el reino de Nápoles y Sicilia.

El Segundo Pacto de Familia (1743) permitió al segundo hijo de Isabel, Felipe, hacerse con los ducados de Parma, Plasencia y Guastalla.

Además, en política interior, Felipe V introdujo un nuevo modelo de estado centralizado, a la manera francesa, basándose en la eliminación de los fueros de los antiguos reinos que conformaban España y estableciendo un modelo legal único a través de los Decretos de Nueva Planta (aspecto que  veremos en el apartado de las reformas).

b) El reinado de Fernando VI (1746-1759).

Hijo de Felipe V y Mª Luisa de Saboya, sucedió a su padre, después del segundo reinado de éste (tuvo un paréntesis en 1724, durante el brevísimo reinado de Luis I). Casado con la princesa portuguesa Bárbara de Braganza, no tuvo descendencia.

Su política exterior se caracterizó por el pacifismo y la neutralidad, después de deshacerse de la influencia de su madrastra Se mantuvo neutral pese a los intentos de ingleses y franceses de conseguir su apoyo durante la Guerra de los Siete Años (1756-1763).

Para fortalecer la economía del país contó con dos buenos ministros: José de Carvajal (anglófilo) y el Marqués de la Ensenada (francófilo), que revitalizaron, entre otras cosas, el ejército y la marina española, bastante mermadas tras la Guerra de Sucesión. A su muerte, le sucedió su hermanastro Carlos III, que se trasladó desde Nápoles.

c) El Despotismo Ilustrado de Carlos III (1759-1788).


Carlos III, por Mengs

Con la firma del Tercer Pacto de Familia (1761) España participó en la última fase de la Guerra de los Siete Años, que finalizó con la Paz de París. España recibió la Luisiana francesa y cedió la Florida a Inglaterra y la colonia de Sacramento (Uruguay) a Portugal.

Durante su reinado, se produjo la sublevación de las colonias inglesas de Norteamérica (Guerra de Independencia de los Estados Unidos). Carlos III apoyó a los sublevados que consiguieron su independencia. Con la Paz de Versalles (1783) España recuperó Florida, Menorca y la colonia de Sacramento, pero no pudo recuperar Gibraltar.

Carlos III realizó una profunda labor reformadora: obras públicas, desarrollo del comercio, la agricultura y la industria. Para ello se apoyó en ministros como Esquilache (italiano), Campomanes, Aranda y Floridablanca.

Las reformas de Esquilache molestaron a la aristocracia y al alto clero. El deseo de cambiar la indumentaria tradicional, unido al malestar provocado por la presencia de ministros extranjeros en el gobierno, desembocó en el Motín de Esquilache (1766) que terminó con la expulsión del ministro y la llegada al poder del Conde de Aranda. La sospecha de que los jesuitas estaban detrás del estallido del motín supuso su expulsión de España, de las Indias, de Filipinas y de las demás islas del Pacífico en 1767.

El motín de Esquilache, 1766.

d) El reinado de Carlos IV (1788-1808).

Hijo de Carlos III y su esposa Mª Amalia de Sajonia. Pronto se deshizo de los ministros de su padre y encumbró a un simple guardia de corps, Manuel Godoy, favorito de la reina Mª Luisa de Parma. A Godoy se le considera el primer dictador de los tiempos modernos. Se trata de un Despotismo Ministerial, pues el poder para ejercer las reformas no lo ejerce el rey sino su primer ministro.

El Despotismo ministerial de Carlos IV se enfrentó con algunas intentonas revolucionarias y con elementos descontentos de la nobleza que se agruparon a lado del futuro Fernando VII. Más adelante aparecerá la figura de Napoleón.

En su política exterior, este reinado coincide con la Revolución Francesa. La política exterior estuvo condicionada por la dependencia de Francia y por los continuos enfrentamientos con Gran Bretaña y acabó teniendo resultados desastrosos, que culminaron con la invasión napoleónica.

Nota: Ampliación en el primer epígrafe del tema siguiente.

B. LAS REFORMAS DE LOS BORBONES.

1.- Reformas políticas:

a) El Centralismo: los Borbones buscaron la unificación política. Con el centralismo de cuño francés se persiguió una administración más eficaz, un mayor control de la Hacienda y la eliminación de la diversidad jurídica. Se suprimieron las aduanas interiores, lo que fomentó el comercio, mucho más con la posterior libertad comercial con las colonias.

b) Los Decretos de Nueva Planta: con los Borbones triunfa el centralismo sobre el federalismo. Felipe V se encontró con una unión ficticia, pues cada uno de los reinos que formaban España tenía sus propias leyes e instituciones para su gobierno interno. Los fueros del reino de Aragón y de Valencia fueron abolidos con los Decretos de Nueva Planta, que impuso el modelo jurídico e institucional de Castilla en todo el territorio español. Se respetó la autonomía fiscal (fueros) de Navarra y del País Vasco por su apoyo a Felipe V en la guerra de Sucesión, pero el poder central introdujo funcionarios adeptos. Estos decretos establecen reformas en la administración territorial:

o    La máxima autoridad civil fue el capitán general, sin olvidar las Audiencias.

o    La máxima autoridad fiscal fue el intendente,

o    La máxima autoridad local fue el corregidor.

c) Administración del Estado: se crearon una serie de Secretarías o Ministerios: Estado, Gracia y Justicia, Guerra y Marina, Hacienda e Indias. Al frente de cada uno de ellos había un ministro: todos ellos formaban el Gabinete del Rey (antecedente del actual Consejo de Ministros).

Felipe V introdujo, mediante el Auto Acordado, la ley francesa respeto al orden sucesorio, prefiriendo la línea masculina a la femenina, en contra del sentir general de las leyes castellanas.

El regalismo: la relaciones entre la Iglesia y el nuevo estado borbónico. El Estado se declaraba protector de la Iglesia mientras controlaba sus actividades e intentaba ordenar su normativa interfiriendo incluso entre la Iglesia española y la Santa Sede. La práctica regalista del Estado español se reconoció en el Concordato de 1753. Este acuerdo permitía que pasaran a manos de la Corona una importante cantidad de recursos económicos procedentes de la explotación de las riquezas de la Iglesia española y el control efectivo sobre el clero hispano.

2.-Las transformaciones económicas.

a) La agricultura y la ganadería: siguieron ancladas en la tradición. El secano era la base de la agricultura en todo el país con el uso del barbecho.

Durante el reinado de Carlos III se produce una atención especial a la agricultura, gracias a la expansión de las ideas fisiocráticas y a que el crecimiento poblacional demandaba mayor producción de alimentos.

Se llevan a cabo nuevas roturaciones, se introducen nuevos cultivos (maíz en zonas del Cantábrico, arroz en Valencia), expansión del viñedo y del olivar.

Se realizan obras hidráulicas y de canalización (Canal Imperial de Aragón).

Se limitaron los privilegios de la Mesta: se aumentó la ganadería estante y los rebaños trashumantes pasaron a un lugar secundario.

Se llevan a cabo intentos de una reforma agraria, idea de Campomanes, pero sin los resultados esperados.

Quizás lo más llamativo sean las colonizaciones interiores, siguiendo directrices de Campomanes: se pensaba establecer las bases de una sociedad rural ideal que sirviese de modelo y acicate al resto del mundo campesino. A través del Decreto de Nuevas Poblaciones de se crearon las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena. Se atrajo hacia esta zona de Andalucía a oblación centroeuropea siempre que fuese católica. La ejecución del plan se le encargó a Pablo de Olavide. Los resultados estuvieron lejos de los objetivos fijados.

Con la creación de las Sociedades Económicas de Amigos del País se fomentó la enseñanza técnica y agrícola.

b) Artesanía y manufacturas: España presentaba una artesanía poco avanzada donde los gremios controlaban todo el proceso de producción, calidad de los productos y precios. Además, la carencia de una buena red de transportes y la inexistencia de un mercado nacional imposibilitaba el desarrollo de una industria artesanal fuerte.

La preocupación de los monarcas llevó a la creación de las manufacturas reales para evitar las importaciones: destacan las de Guadalajara, Talavera de la Reina, Cervera, los cristales de San Ildefonso y los tabacos (Sevilla). Además se dio comienzo a una incipiente mecanización de la industria textil mediante la importación de los avances que se producían en Inglaterra. El proceso quedó interrumpido en la centuria siguiente por la Guerra de Independencia.

Se produce un aumento en la producción de hierro (ferrerías).

c) Transporte y comercio: se producen progresos importantes debido a la extinción de las barreras aduaneras interiores y a la abolición del monopolio de la Casa de Contratación en el comercio con las Indias. La sede se había trasladado de Sevilla a Cádiz (1717). Este monopolio se recuperará poco a poco a lo largo del siglo XVIII.


Imagen de la Virgen de los navegantes, antigua sede de la Casa de Contratación
 (Reales Alcázares de Sevilla)

Para cubrir las crecientes deudas del Estado se emitieron vales reales, de cuya emisión y gestión se encargó el Banco de San Carlos, primer banco oficial vinculado al Estado.

C. LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL SIGLO XVIII.

1.- Demografía.

España conoce un importante crecimiento demográfico, sobre todo en la primera mitad de siglo. Se comienza el siglo XVIII con 7,5 millones de habitantes y se cierra con casi 11 millones. Se trata de una población eminentemente rural, en la que Madrid es el principal núcleo urbano. Las ciudades de la periferia experimentan un crecimiento debido al impulso marítimo y comercial de los Borbones (Cádiz, Málaga, Santander, Vigo y sobre todo Barcelona).

2.- Grupos sociales.

Durante el siglo XVIII pervive la división social característica del Antiguo Régimen: un grupo de privilegiados (nobleza y clero) y un grupo de no privilegiados (burguesía, campesinos y clases inferiores urbanas). Los privilegiados recaudan impuestos y los no privilegiados los pagan.

Esta es una división sencilla que esconde una realidad bastante más compleja.

a) Privilegiados: el grupo más destacado era la nobleza, que continuó con sus privilegios legales, controlando los primeros puestos del Ejército, de la Iglesia y de la alta burocracia. Recaudaba impuestos y rentas ejerciendo verdaderos monopolios y a veces dominando extensas zonas del país. Estos grandes nobles, hacia finales de siglo, están en franca decadencia.

Existe una nobleza baja o media formada por hidalgos y familias nobles menos importantes que el grupo anterior y en el que calan de forma notable los principios de la Ilustración y financian sociedades culturales y científicas.

b) Los estamentos no privilegidos:

Hay una burguesía que se va desarrollando paralelamente al crecimiento de las actividades económicas, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XVIII.

Se están formando un grupo de clases medias en el que se encuentran comerciantes, párrocos, funcionarios y miembros de profesiones liberales y oficiales del ejército.

Las clases inferiores están formadas por labradores (la parte más numerosa del país) y artesanos (logran aumentar sus salarios, a partir del reinado de Fernando VI y gozan de mejores condiciones de vida que los campesinos).

En el escalón más bajo estaban los grupos marginales formados por mendigos y gitanos que no gozaban de buena consideración pública.

D. CULTURA Y ARTE.

1.- Caracteres de la Ilustración española.

Lo peculiar de la Ilustración española radica en la compatibilidad entre crítica y Razón frente a la tradición cristiana y la pugna entre la minoría ilustrada frente a la masa reticente a cualquier cambio. Destacan intelectuales como:

a) El Padre Feijoo (1676-1764). Representa la tendencia crítica en sus obras de carácter enciclopédico. Pasa revista a las causas de la miseria espiritual de la época y las encuentra en la preocupación que reina en España contra todo lo novedoso. Sus obras más destacadas son “Teatro Crítico Universal” y “Cartas Eruditas”.

b) Enrique Flórez: en su obra “España Sagrada” sintetiza el esfuerzo de erudición para reconstruir la cultura española.

c) Pedro Rodríguez de Campomanes: se plantea los problemas que constituyen las metas esenciales del reformismo de Carlos III. Destacó por la lucha contra las supersticiones religiosas y por intentar que los jesuitas no controlaran la enseñanza, defendiendo los derechos de la monarquía frente a la Iglesia. Propugnaba la creación de las sociedades económicas del País.

d) Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811): aborda en sus escritos múltiples cuestiones, sobre todo la reforma agraria. Forma parte del gobierno de Godoy.

Jovellanos, por Goya

Existe un gran interés por la instrucción pública: se crean las primeras escuelas fruto de la enseñanza obligatoria.

Se crean las Sociedades Económicas de Amigos del País para proteger el patrimonio y para desarrollar estudios técnicos y agrarios.

La preocupación por el arte y la cultura lleva a la creación de museos, observatorios y al estudio de la Ciencia.

Por último, hay una preocupación por el urbanismo y la limpieza pública, destacando la actuación del rey Carlos III sobre Madrid (creación de paseos, monumentos) que le ha valido el sobrenombre de “mejor alcalde de Madrid”.

2.- Arte del siglo XVIII.

El siglo XVIII se mueve entre dos polos: el arte refinado, frívolo, cortesano y juguetón del Rococó y la ordenación racional, lo simple y lo útil que propugna el clasicismo.

El Rococó español es un arte muy vinculado a modelos extranjeros, sobre todo franceses e italianos. La construcción más representativa de esta época es el Palacio Real de Madrid, proyectado por el arquitecto italiano Juvara y realizado por Sachetti en el s. XVIII.

El Neoclasicismo triunfa con Carlos III. Destacan Sabatini (Puerta de Alcalá y Ministerio de Hacienda), Ventura Rodríguez (catedral de Pamplona), Juan de Villanueva (observatorio Astronómico de Madrid y Museo de Ciencias, actual Museo del Prado).

Museo de El Prado, por Juan de Villanueva.

Otros edificios construidos por la incipiente industria española como la Fábrica de Tabacos de Sevilla (hoy Universidad).

Se produce un gran desarrollo de la arquitectura civil: fuentes, plazas y paseos que demuestran el interés por el urbanismo.

En escultura destaca Salzillo (escultor de origen napolitano establecido en España y autor de numerosos pasos procesionales) y en pintura Francisco de Goya y Lucientes (tránsito del siglo XVIII al XIX), cuya obra constituye un testimonio clave para entender la época de cambios que le tocó vivir. Antecedente del “expresionismo” es uno de los grandes maestros universales de la pintura.