TEMA 1 LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII.
Durante mucho tiempo esta centuria fue
una época menospreciada, considerada como gris, tributaria del pensamiento
extranjero e infiel a las tradiciones patrias. Actualmente está siendo objeto
de una importante reivindicación. Ello es debido no sólo a la labor de los
hispanistas extranjeros sino también a la historiografía española tradicional,
que descubre nuevos aspectos en el estudio de este siglo.
El siglo XVIII supone para España una
época de profundos cambios. El primero de ellos es el cambio de dinastía.
Muerto Carlos II de Habsburgo sin
descendencia, llegan los Borbones,
procedentes de Francia. Esto supuso en primer lugar una guerra internacional y
una guerra civil. Asentados los Borbones en el trono español, comienza la etapa
de reformas que llevan al centralismo y a la desaparición del sistema dual de
los siglos XVI y XVII. Todo ello acompañado de la afirmación del absolutismo
monárquico mediante el Despotismo Ilustrado, la filosofía de la Ilustración y,
desde el punto de vista cultural, los últimos elementos barrocos y la aparición
de un nuevo estilo artístico, el Neoclasicismo. En este aspecto cabe destacar
la presencia de uno de nuestro mejores y más universales artistas, Francisco de Goya, testigo de los
avatares políticos de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX.
La
familia de Felipe V, por Van Loo.
A.-
EVOLUCIÓN POLÍTICA.
El siglo XVIII comienza y termina con
graves contiendas: la Guerra de Sucesión y la Guerra de Independencia. La
primera supone la instalación en España de los Borbones. La primera mitad del
siglo, el reinado de Felipe V, se caracteriza por el proceso de recuperación y
reivindicación de los territorios italianos perdidos tras esta guerra. La
segunda mitad del siglo (reinados de Fernando VI y Carlos III) se caracterizará
por la expansión económica (sobre todo de Barcelona y Vascongadas) y la
hegemonía política castellana. Además aparecen las primeras tensiones entre la
minoría ilustrada, partidaria de profundas reformas políticas y sociales, y los
estamentos privilegiados, partidarios de mantener sus prerrogativas propias del
Antiguo Régimen.
1.- La Guerra de Sucesión
(1701-1713).
Carlos II de Habsburgo, rey de España,
muere en 1700 sin descendencia. Se plantea la cuestión sucesoria. España, a
finales del siglo XVII, no era más que un reflejo de lo que había sido en época
de Carlos I y Felipe II. Pero su herencia era todavía envidiable: Flandes,
Milanesado, Sur de Italia.
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Los principales pretendientes eran el archiduque Carlos de Austria y Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de
Francia. Inglaterra y Holanda deseaban una política de equilibrio en Europa que
impidiese todo tipo de hegemonía por parte de un país concreto.
El rey Carlos II había otorgado
testamento en favor de Felipe de Borbón, a quien el país aceptaría
momentáneamente. Un Borbón en Madrid suponía un apoyo decisivo a Luis XIV de
Francia y, por lo tanto, la el reconocimiento de la hegemonía francesa en
Europa, por lo cual la sucesión a la Corona española va a degenerar en un
conflicto internacional.
La Guerra de Sucesión (1701-1713)
despejaría el dilema hegemonía francesa/equilibrio continental en Europa.
Inglaterra, Holanda, el Imperio,
Portugal y Saboya formarán la Gran
Alianza de La Haya para imponer al archiduque Carlos de Austria en el trono
de España. En territorio peninsular, La Corona de Aragón, temerosa del
centralismo borbónico, apoyará también al archiduque Carlos, mientras Castilla
apoya a Felipe de Anjou.
Primero se desarrolla la guerra en
Centroeuropa, donde las tropas austrobritánicas derrotan a las tropas
francesas. El apoyo de Castilla a Felipe V permitió el triunfo de éste a partir
de 1707 (en la victoria de Almansa; más tarde se producen las de Brihuega
y Villaviciosa, en Guadalajara).
La muerte del emperador José I
facilita la paz, pues su heredero era su hermano, el archiduque Carlos de
Habsburgo o de Austria. Ahora Inglaterra y Holanda no quieren a un candidato
austriaco en el trono de España pues Austria sería la potencia hegemónica en Europa.
La paz llega con los tratados de Radstatt y Utrecht. El primero sellaba la paz entre Austria y Francia. El
tratado de Utrecht (1713) firmaba la paz entre Inglaterra, Holanda, Saboya y
Prusia con Francia y era el que afectaba más directamente a España. Las
cláusulas de este tratado son las siguientes:
·
El
trono de España era para Felipe de Anjou, que gobernará como Felipe V, con él
llegan los Borbones a España. Renuncia a sus derechos al trono francés.
·
España
perdía posesiones en Italia (Nápoles, Cerdeña, Toscana, el Milanesado) y los
Países Bajos españoles (actual Bélgica) en favor de Austria.
·
Gran
Bretaña obtenía Gibraltar y Menorca, el monopolio del comercio de esclavos (el
“tratado de Asiento”) y el “navío de permiso”, es decir, la facultad de fletar
una vez al año un barco a América con productos ingleses sin pasar por el
control de la Casa de Contratación, que tenía el monopolio del comercio las
colonias americanas. Había comenzado el principio del fin del Imerio español
que culminaría con los hechos de 1898.
·
Cesión
a Portugal de la colonia de Sacramento (Uruguay).
La Guerra de Sucesión tiene una doble
dimensión. A nivel internacional, supone la lucha entre dos bloques, uno
dirigido por Gran Bretaña que pretende mantener el equilibrio europeo y ve con
preocupación la futura unión de España y Francia (pues Felipe V era heredero
también del trono francés) y el otro dirigido por Luis XIV que pretendía una
hegemonía francesa en Europa.
A nivel interno, es la primera vez que
una guerra europea afectaba directamente al suelo peninsular, convirtiéndose,
por lo tanto, en una guerra civil entre los distintos territorios del reino.
Los tratados de paz reflejaron los
resultados de la guerra: a nivel interno suponía el triunfo de los Borbones. A
nivel externo, el triunfo era para la Alianza de La Haya, confirmando el
fracaso de la idea de Luis XIV de crear una Europa dominada por los Borbones.
2.- El Despotismo Ilustrado.
Es un tipo de monarquía absoluta, en
la que el rey continúa teniendo todo el poder, pero gobierna siguiendo los
principios de la filosofía de la Ilustración.
La frase que define este período es
“Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, que explica cómo las nuevas ideas
que el movimiento ilustrado expandió desde Francia por Europa y América, impulsó
a reyes y gobernantes a efectuar reformas que cambiaron la vida cotidiana en
todos sus aspectos, pero in valorar el peso de costumbres y tradiciones en una
sociedad poco formada que se aferraba a su sistema de vida.
Los reyes y ministros ilustrados del
Siglo de las Luces dedicaron su interés y esfuerzo a mejorar las condiciones
económicas, culturales, sociales y morales de sus súbditos. Para ello
sometieron a la Iglesia al poder del Estado (regalismo), iniciaron políticas de
proteccionismo a la agricultura, a la ganadería y el transporte, mejorando las
redes viarias. Se reformaron la justicia, la administración y la hacienda
públicas. Se abrieron centros de instrucción pública, escuelas de oficios, se
crearon Academias y las Sociedades Económicas de Amigos del País,
para proteger el patrimonio cultural y difundir los principios de la
Ilustración.
Los reyes españoles del Despotismo
Ilustrado fueron Felipe V y Fernando VI quienes se dejaron aconsejar por
ministros ilustrados; Carlos III cuyo reinado supone una afirmación de este
tipo de monarquía y bajo el que se llevan a cabo importantes cambios e
iniciativas; Carlos IV, cuyo gobierno se convierte en un Despotismo
ministerial, al delegó la labor de gobierno en su ministro Godoy (actuó como un
auténtico valido).
3.- La monarquía de los Borbones en
España.
a) El reinado de Felipe V
(1700-1746).
Nieto de Luis XIV de Francia. Casado
con Mª Luisa de Saboya (hijos, Luis y Fernando) e Isabel de Farnesio (hijos
Carlos y Felipe). Con él se inicia la dinastía de los Borbones en España. La
política de sus primeros años de reinado se caracteriza por la influencia
francesa y la reforma en la administración y la Hacienda.
A la muerte de su primera esposa, la
política se caracteriza por el irredentismo mediterráneo: la tentativa
de recuperar los territorios del Mediterráneo cedidos a otros países por el
Tratado de Utrecht. Una política alentada por Isabel de Farnesio, segunda esposa del rey, que se preocupó de
recuperar los territorios cedidos a Austria en Italia para establecer en ellos
a sus hijos Carlos y Felipe.
La alianza con Francia en relación a
la política exterior se plasmó en la firma de los Pactos de Familia. Los
dos primeros se firmaron en el reinado de Felipe V y el último con Carlos III.
El Primer Pacto de Familia (1733)
entre Luis XV y Felipe V, siendo ministro José Patiño, durante la Guerra de
Sucesión al trono de Polonia, que finalizó con el Tratado de Viena (1738), que
permitió al primogénito de Isabel, Carlos, ocupar el reino de Nápoles y
Sicilia.
El Segundo Pacto de Familia
(1743) permitió al segundo hijo de Isabel, Felipe, hacerse con los ducados de
Parma, Plasencia y Guastalla.
Además, en política interior, Felipe V
introdujo un nuevo modelo de estado centralizado, a la manera francesa,
basándose en la eliminación de los fueros de los antiguos reinos que
conformaban España y estableciendo un modelo legal único a través de los
Decretos de Nueva Planta (aspecto que veremos en el apartado de las reformas).
b) El reinado de Fernando VI (1746-1759).
Hijo de Felipe V y Mª Luisa de Saboya,
sucedió a su padre, después del segundo reinado de éste (tuvo un paréntesis en
1724, durante el brevísimo reinado de Luis
I). Casado con la princesa portuguesa Bárbara de Braganza, no tuvo descendencia.
Su política exterior se caracterizó por
el pacifismo y la neutralidad, después de deshacerse de la influencia de su
madrastra Se mantuvo neutral pese a los intentos de ingleses y franceses de
conseguir su apoyo durante la Guerra de los Siete Años (1756-1763).
Para fortalecer la economía del país
contó con dos buenos ministros: José de Carvajal (anglófilo) y el Marqués de
la Ensenada (francófilo), que revitalizaron, entre otras cosas, el ejército
y la marina española, bastante mermadas tras la Guerra de Sucesión. A su
muerte, le sucedió su hermanastro Carlos III, que se trasladó desde Nápoles.
c) El Despotismo Ilustrado de
Carlos III (1759-1788).
Carlos
III, por Mengs
Con la firma del Tercer Pacto de
Familia (1761) España participó en la última fase de la Guerra de los Siete
Años, que finalizó con la Paz de París. España recibió la Luisiana francesa y
cedió la Florida a Inglaterra y la colonia de Sacramento (Uruguay) a Portugal.
Durante su reinado, se produjo la
sublevación de las colonias inglesas de Norteamérica (Guerra de
Independencia de los Estados Unidos). Carlos III apoyó a los sublevados que
consiguieron su independencia. Con la Paz de Versalles (1783) España recuperó
Florida, Menorca y la colonia de Sacramento, pero no pudo recuperar Gibraltar.
Carlos III realizó una profunda labor
reformadora: obras públicas, desarrollo del comercio, la agricultura y la
industria. Para ello se apoyó en ministros como Esquilache (italiano),
Campomanes, Aranda y Floridablanca.
Las reformas de Esquilache molestaron
a la aristocracia y al alto clero. El deseo de cambiar la indumentaria
tradicional, unido al malestar provocado por la presencia de ministros
extranjeros en el gobierno, desembocó en el Motín de Esquilache (1766) que terminó con la expulsión del
ministro y la llegada al poder del Conde de Aranda. La sospecha de que los
jesuitas estaban detrás del estallido del motín supuso su expulsión de España,
de las Indias, de Filipinas y de las demás islas del Pacífico en 1767.
El motín de
Esquilache, 1766.
d) El reinado de Carlos IV
(1788-1808).
Hijo de Carlos III y su esposa Mª
Amalia de Sajonia. Pronto se deshizo de los ministros de su padre y encumbró a
un simple guardia de corps, Manuel Godoy, favorito de la reina Mª Luisa de
Parma. A Godoy se le considera el primer dictador de los tiempos modernos. Se
trata de un Despotismo Ministerial, pues el poder para ejercer las reformas no
lo ejerce el rey sino su primer ministro.
El Despotismo ministerial de Carlos IV
se enfrentó con algunas intentonas revolucionarias y con elementos descontentos
de la nobleza que se agruparon a lado del futuro Fernando VII. Más adelante aparecerá
la figura de Napoleón.
En su política exterior, este reinado
coincide con la Revolución Francesa.
La política exterior estuvo condicionada por la dependencia de Francia y por
los continuos enfrentamientos con Gran Bretaña y acabó teniendo resultados
desastrosos, que culminaron con la invasión napoleónica.
Nota: Ampliación en el primer epígrafe
del tema siguiente.
B.
LAS REFORMAS DE LOS BORBONES.
1.- Reformas políticas:
a) El Centralismo: los Borbones
buscaron la unificación política. Con el centralismo de cuño francés se
persiguió una administración más eficaz, un mayor control de la Hacienda y la eliminación
de la diversidad jurídica. Se suprimieron las aduanas interiores, lo que
fomentó el comercio, mucho más con la posterior libertad comercial con las
colonias.
b) Los Decretos de Nueva Planta:
con los Borbones triunfa el centralismo sobre el federalismo. Felipe V se
encontró con una unión ficticia, pues cada uno de los reinos que formaban
España tenía sus propias leyes e instituciones para su gobierno interno. Los
fueros del reino de Aragón y de Valencia fueron abolidos con los Decretos de
Nueva Planta, que impuso el modelo jurídico e institucional de Castilla en
todo el territorio español. Se respetó la autonomía fiscal (fueros) de Navarra
y del País Vasco por su apoyo a Felipe V en la guerra de Sucesión, pero el
poder central introdujo funcionarios adeptos. Estos decretos establecen
reformas en la administración territorial:
o
La
máxima autoridad civil fue el capitán general, sin olvidar las Audiencias.
o
La
máxima autoridad fiscal fue el intendente,
o
La
máxima autoridad local fue el corregidor.
c) Administración del Estado: se
crearon una serie de Secretarías o Ministerios: Estado, Gracia y Justicia,
Guerra y Marina, Hacienda e Indias. Al frente de cada uno de ellos había un
ministro: todos ellos formaban el Gabinete del Rey (antecedente del actual Consejo
de Ministros).
Felipe V introdujo, mediante el Auto
Acordado, la ley francesa respeto al orden sucesorio, prefiriendo la línea
masculina a la femenina, en contra del sentir general de las leyes castellanas.
El regalismo: la relaciones entre la Iglesia y el
nuevo estado borbónico. El Estado se declaraba protector de la Iglesia mientras
controlaba sus actividades e intentaba ordenar su normativa interfiriendo
incluso entre la Iglesia española y la Santa Sede. La práctica regalista del
Estado español se reconoció en el Concordato de 1753. Este acuerdo permitía que
pasaran a manos de la Corona una importante cantidad de recursos económicos
procedentes de la explotación de las riquezas de la Iglesia española y el
control efectivo sobre el clero hispano.
2.-Las transformaciones económicas.
a) La agricultura y la ganadería:
siguieron ancladas en la tradición. El secano era la base de la agricultura en
todo el país con el uso del barbecho.
Durante el reinado de Carlos III se
produce una atención especial a la agricultura, gracias a la expansión de las
ideas fisiocráticas y a que el crecimiento poblacional demandaba mayor
producción de alimentos.
Se llevan a cabo nuevas roturaciones,
se introducen nuevos cultivos (maíz en zonas del Cantábrico, arroz en
Valencia), expansión del viñedo y del olivar.
Se realizan obras hidráulicas y de
canalización (Canal Imperial de Aragón).
Se limitaron los privilegios de la
Mesta: se aumentó la ganadería estante y los rebaños trashumantes pasaron a un
lugar secundario.
Se llevan a cabo intentos de una
reforma agraria, idea de Campomanes, pero sin los resultados esperados.
Quizás lo más llamativo sean las
colonizaciones interiores, siguiendo directrices de Campomanes: se pensaba
establecer las bases de una sociedad rural ideal que sirviese de modelo y
acicate al resto del mundo campesino. A través del Decreto de Nuevas
Poblaciones de se crearon las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena. Se
atrajo hacia esta zona de Andalucía a oblación centroeuropea siempre que fuese
católica. La ejecución del plan se le encargó a Pablo de Olavide. Los
resultados estuvieron lejos de los objetivos fijados.
Con la creación de las Sociedades
Económicas de Amigos del País se fomentó la enseñanza técnica y agrícola.
b) Artesanía y manufacturas:
España presentaba una artesanía poco avanzada donde los gremios controlaban
todo el proceso de producción, calidad de los productos y precios. Además, la
carencia de una buena red de transportes y la inexistencia de un mercado
nacional imposibilitaba el desarrollo de una industria artesanal fuerte.
La preocupación de los monarcas llevó
a la creación de las manufacturas reales para evitar las importaciones:
destacan las de Guadalajara, Talavera de la Reina, Cervera, los cristales de
San Ildefonso y los tabacos (Sevilla). Además se dio comienzo a una incipiente
mecanización de la industria textil mediante la importación de los avances que
se producían en Inglaterra. El proceso quedó interrumpido en la centuria
siguiente por la Guerra de Independencia.
Se produce un aumento en la producción
de hierro (ferrerías).
c) Transporte y comercio: se
producen progresos importantes debido a la extinción de las barreras aduaneras
interiores y a la abolición del monopolio de la Casa de Contratación en el
comercio con las Indias. La sede se había trasladado de Sevilla a Cádiz (1717).
Este monopolio se recuperará poco a poco a lo largo del siglo XVIII.
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Imagen de
la Virgen de los navegantes, antigua sede de la Casa de Contratación
(Reales
Alcázares de Sevilla)
Para cubrir las crecientes deudas del
Estado se emitieron vales reales, de cuya emisión y gestión se encargó el Banco
de San Carlos, primer banco oficial vinculado al Estado.
C.
LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DEL SIGLO XVIII.
1.- Demografía.
España conoce un importante
crecimiento demográfico, sobre todo en la primera mitad de siglo. Se comienza
el siglo XVIII con 7,5 millones de habitantes y se cierra con casi 11 millones.
Se trata de una población eminentemente rural, en la que Madrid es el principal
núcleo urbano. Las ciudades de la periferia experimentan un crecimiento debido
al impulso marítimo y comercial de los Borbones (Cádiz, Málaga, Santander, Vigo
y sobre todo Barcelona).
2.- Grupos sociales.
Durante el siglo XVIII pervive la
división social característica del Antiguo Régimen: un grupo de privilegiados
(nobleza y clero) y un grupo de no privilegiados (burguesía, campesinos y
clases inferiores urbanas). Los privilegiados recaudan impuestos y los no
privilegiados los pagan.
Esta es una división sencilla que
esconde una realidad bastante más compleja.
a) Privilegiados: el grupo más
destacado era la nobleza, que continuó con sus privilegios legales,
controlando los primeros puestos del Ejército, de la Iglesia y de la alta
burocracia. Recaudaba impuestos y rentas ejerciendo verdaderos monopolios y a
veces dominando extensas zonas del país. Estos grandes nobles, hacia finales de
siglo, están en franca decadencia.
Existe una nobleza baja o media
formada por hidalgos y familias nobles menos importantes que el grupo anterior
y en el que calan de forma notable los principios de la Ilustración y financian
sociedades culturales y científicas.
b) Los estamentos no privilegidos:
Hay una burguesía que se va
desarrollando paralelamente al crecimiento de las actividades económicas, sobre
todo a partir de la segunda mitad del siglo XVIII.
Se están formando un grupo de clases
medias en el que se encuentran comerciantes, párrocos, funcionarios y miembros
de profesiones liberales y oficiales del ejército.
Las clases inferiores están formadas
por labradores (la parte más numerosa del país) y artesanos (logran aumentar
sus salarios, a partir del reinado de Fernando VI y gozan de mejores
condiciones de vida que los campesinos).
En el escalón más bajo estaban los
grupos marginales formados por mendigos y gitanos que no gozaban de buena
consideración pública.
D.
CULTURA Y ARTE.
1.- Caracteres de la Ilustración
española.
Lo peculiar de la Ilustración española
radica en la compatibilidad entre crítica y Razón frente a la tradición
cristiana y la pugna entre la minoría ilustrada frente a la masa reticente a
cualquier cambio. Destacan intelectuales como:
a) El Padre Feijoo (1676-1764). Representa la tendencia crítica en sus
obras de carácter enciclopédico. Pasa revista a las causas de la miseria
espiritual de la época y las encuentra en la preocupación que reina en España
contra todo lo novedoso. Sus obras más destacadas son “Teatro Crítico
Universal” y “Cartas Eruditas”.
b) Enrique Flórez: en su obra “España Sagrada” sintetiza el esfuerzo
de erudición para reconstruir la cultura española.
c) Pedro Rodríguez de Campomanes: se plantea los problemas que
constituyen las metas esenciales del reformismo de Carlos III. Destacó por la
lucha contra las supersticiones religiosas y por intentar que los jesuitas no
controlaran la enseñanza, defendiendo los derechos de la monarquía frente a la
Iglesia. Propugnaba la creación de las sociedades económicas del País.
d) Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811): aborda en sus escritos
múltiples cuestiones, sobre todo la reforma agraria. Forma parte del gobierno
de Godoy.
Jovellanos, por Goya
Existe un gran interés por la
instrucción pública: se crean las primeras escuelas fruto de la enseñanza
obligatoria.
Se crean las Sociedades Económicas de
Amigos del País para proteger el patrimonio y para desarrollar estudios
técnicos y agrarios.
La preocupación por el arte y la
cultura lleva a la creación de museos, observatorios y al estudio de la
Ciencia.
Por último, hay una preocupación por
el urbanismo y la limpieza pública, destacando la actuación del rey Carlos III
sobre Madrid (creación de paseos, monumentos) que le ha valido el sobrenombre
de “mejor alcalde de Madrid”.
2.- Arte del siglo XVIII.
El siglo XVIII se mueve entre dos
polos: el arte refinado, frívolo, cortesano y juguetón del Rococó y la
ordenación racional, lo simple y lo útil que propugna el clasicismo.
El Rococó español es un arte muy vinculado a modelos extranjeros,
sobre todo franceses e italianos. La construcción más representativa de esta
época es el Palacio Real de Madrid, proyectado por el arquitecto
italiano Juvara y realizado por Sachetti en el s. XVIII.
El Neoclasicismo triunfa con Carlos III. Destacan Sabatini (Puerta de Alcalá y Ministerio de Hacienda), Ventura Rodríguez (catedral de
Pamplona), Juan de Villanueva
(observatorio Astronómico de Madrid y Museo de Ciencias, actual Museo del
Prado).
Museo de El Prado,
por Juan de Villanueva.
Otros edificios construidos por la
incipiente industria española como la Fábrica de Tabacos de Sevilla (hoy
Universidad).
Se produce un gran desarrollo de la
arquitectura civil: fuentes, plazas y paseos que demuestran el interés por el
urbanismo.
En escultura destaca Salzillo (escultor de origen napolitano
establecido en España y autor de numerosos pasos procesionales) y en pintura Francisco de Goya y Lucientes (tránsito
del siglo XVIII al XIX), cuya obra constituye un testimonio clave para entender
la época de cambios que le tocó vivir. Antecedente del “expresionismo” es uno
de los grandes maestros universales de la pintura.