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miércoles, 24 de octubre de 2012

Tema 3 Geografía de España: Caracteres generales del relieve español


Tema 3: Caracteres generales del relieve español.
Rasgos generales del relieve español. Formación y variedad litológica del relieve. Unidades de relieve en España. Prácticas del tema.
1.Rasgos generales del relieve español.

 
1. La elevada altitud media. España se encuentra a 660 metros de altura sobre el nivel del mar, altitud sólo superada en Europa por Suiza. Esta altitud no es el resultado de la presencia de altas cimas y de la existencia de grandes y elevadas cordilleras, sino de la existencia de un gran bloque central elevado, sólido y suavemente inclinado hacia el océano Atlántico: la Meseta
2. La disposición periférica de los relieves peninsulares, que ha de entenderse en relación con la Meseta y en relación con el contorno de la Península, en cuyos límites se encuentran las principales cordilleras españolas. Ambas circunstancias son responsables del aislamiento de la Meseta y de la escasa influencia marina en el interior peninsular. La Cordillera Cantábrica al Norte, el Sistema Ibérico al E, las Béticas al Sur.
3. La orientación dominante oeste-este de las unidades del relieve peninsular. Coincide con los paralelos geográficos y tiene claras consecuencias geográficas, relacionadas, por ejemplo, con la desigual distribución de las precipitaciones en el interior de la península.
4. La forma compacta y maciza de la península Ibérica. La ubicación periférica de los relieves y la orientación de sus unidades contribuyen a definir un contorno nítido de ángulos muy pronunciados que, salvo en Galicia, presenta pocas entalladuras.
Por todo lo anterior, la influencia marítima se reduce a una estrecha franja comprendida entre el mar y los sistemas montañosos adyacentes, lo que explica la continentalidad de los climas interiores; además, el relieve dificulta las comunicaciones entre las tierras del interior y los litorales, mientras que la elevada altitud sobre el nivel del mar y la existencia de pendientes pronunciadas repercuten negativamente en la agricultura.
2. Formación y variedad litológica del relieve.
El relieve actual de la península ibérica es resultado de una larga evolución geológica en la que se han alternado periodos de orogénesis (plegamientos herciniano y alpino) con otros de calma, durante la era secundaria, cuando predomina la erosión y la sedimentación.
 Evolución geológica de la península ibérica.
a)    Durante la era arcaica o Precámbrico (4000-600 millones de años) emergió una banda montañosa que comprendía casi toda Galicia y algunos puntos en el centro peninsular. Pero este macizo precámbrico fue arrasado y cubierto por el mar.
b)   Durante la era primaria o Paleozoico (600-225 millones de años) se desarrolló la orogenia herciniana. Del mar emergieron cordilleras, formadas por materiales como granito y pizarra: el Macizo Hespérico al oeste, los macizos Catalano-Balear y del Ebro al noreste y el Macizo Bético-Rifeño al sur, que luego comenzaron a sufrir la erosión.
c)    La era secundaria o Mesozoico (225-68 millones de años) supuso una fase de calma. La erosión siguió desgastando los macizos hercinianos y la sedimentación depositó abundantes materiales calizos (de origen marino, por las transgresiones marinas) en la parte oriental de la Meseta, entonces inclinada hacia el Mediterráneo.
d)   Con la era terciaria (68 -1,7 millones de años) llegó la orogénesis alpina, que causó fuertes cambios en la península:
·         Surgieron las cordilleras alpinas (Pirineos y Béticas).
·         Se formaron las depresiones prealpinas (Ebro y Guadalquivir).
·         La Meseta se vio muy afectada. Así, se inclinó hacia el Atlántico; se formaron sus rebordes montañosos (Cordillera Cantábrica, Sistema Ibérico, Sierra Morena); fruto de la presión tectónica y de la dureza de sus materiales, sufrió fracturas y fallas, por lo que unos bloques se elevaron y rejuvenecieron (Macizo Galaico, parte occidental de la C. Cantábrica, Sistema Central y Montes de Toledo) y otros se hundieron, creando depresiones interiores (submesetas norte y sur), también hubo alguna actividad volcánica (Campo de Calatrava, Ampurdán, Cabo de Gata).
e)     Durante la era cuaternaria (1,7 millones de años hasta hoy) los fenómenos más destacados fueron el glaciarismo (en las zonas más altas de la península) y las terrazas fluviales (por las intermitentes subidas y bajadas de los ríos por los cambios climáticos).
 
En la Península se distinguen tres grandes zonas litológicas, que se corresponden con áreas estructurales de formación e historia diferentes:

La IBERIA SILÍCEA (España Occidental) ocupa el tercio occidental de la Península: el zócalo de la Meseta, el Macizo Galaico, el Sistema Central, los Montes de Toledo y Sierra Morena más algunos puntos en la zona axial de los Pirineos, las altas cumbres de Sierra Nevada y núcleos aislados del Sistema Ibérico. Estructuralmente esta zona se corresponde con la Iberia de los macizos antiguos. Por tanto está formada por materiales paleozoico-hercinianos y algunos precámbricos como el granito, gneis, cuarcitas, pizarras, mármoles, etc. Este material da lugar a formas falladas, pero siempre muy erosionadas: penillanuras, mesetas.
La IBERIA CALIZA está formada por sedimentos mesozoicos que se plegaran en la era terciaria, los terrenos calizos forman en la península una Z invertida que se extiende por Pirineos, Montes Vascos, parte oriental de la Cordillera Cantábrica, Sistema Ibérico, parte de la Cordillera Costero Catalana y las Cordilleras Béticas. Predominan las rocas calizas, aunque también abundan conglomerados, areniscas y margas.
Estructuralmente se corresponde con cordilleras modernas, formadas durante la orogenia alpina. Son relieves caracterizados por las grandes alturas y las acusadas pendientes y desniveles.
La caliza es una roca dura, de ahí que los ríos excaven profundas gargantas, pero también es una roca permeable, lo que origina un típico paisaje kárstico (estalactitas, estalagmitas, dolinas,…).
Modelado kárstico.
La IBERIA ARCILLOSA constituida por materiales sedimentados muy poco resistentes a la erosión como arcillas, margas, yesos, etc. que se depositaron a finales de la Era Terciaria y durante la Era Cuaternaria. El área arcillosa se extiende por las cuencas sedimentarias interiores del Duero, Tajo y Guadiana, y por las depresiones exteriores, Ebro y Guadalquivir, hoyas interiores de las Cordilleras Béticas, llanuras de la submeseta Norte y Sur y llanuras aluviales costero-mediterráneas.
El relieve arcilloso es básicamente horizontal de llanuras y páramos ya que son terrenos no afectados por plegamientos posteriores y se erosionan rápidamente por la blandura de sus materiales, por eso, en los medios semiáridos la erosión puede originar una densa red de barrancos conocidos como cárcavas y badlands
La topografía se caracteriza por un paisaje de suaves ondulaciones. Es el paisaje de campiña, terrenos arcillosos-arenosos, muy buenos para la agricultura, que tiene su modelo más representativo en las provincias de Córdoba y Sevilla.
3.Unidades de relieve en España.
Dentro del relieve peninsular se diferencian varios conjuntos morfoestructurales:
1.- Macizos antiguos: montañas de poca altura y formas redondeadas, restos de las cordilleras que se formaron en el plegamiento herciniano y que han sido muy desgastados por la erosión. En la parte occidental se han convertido en una penillanura de la que sobresalen los Montes de Toledo por su rejuvenecimiento alpino y sobre todo el Sistema Central. Estas formaciones tienen una litología silícea (granitos, pizarras, gneises, areniscas, cuarcitas) y una estructura de relieve fallado. Son el Macizo Galaico, Sierra Morena, Sistema Central, Cordillera Cantábrica occidental, Cordillera Catalana interior. También se incluyen los núcleos axiales de los Pirineos y Sistema Penibético, que aunque responden a esta estructura fueron rejuvenecidos en la orogenia alpina.
2.- Cordilleras del plegamiento alpino: alcanzan grandes alturas, presentan crestas afiladas, valles estrechos y profundos. Son las cordilleras que surgieron en el plegamiento alpino. Son cordilleras jóvenes por haber sido menos desgastadas por la erosión. Tienen una litología caliza y un relieve estructural plegado. Pertenecen a estas formaciones los Montes Vascos, la Cordillera Cantábrica oriental, gran parte de la cordillera ibérica, la cordillera Costero-Catalana, los Pirineos y Prepirineos y los Sistemas Béticos.
3.- Las unidades del relieve llano: llanuras formadas por sedimentos recientes que no han sido plegados. Corresponden con la España arcillosa y su estructura es horizontal o monoclinal. Son las depresiones exteriores del Ebro y del Guadalquivir y en el interior la Meseta castellana.
4.- Los paisajes volcánicos: presentan una morfología especial, con cráteres volcánicos, coladas de lava, calderas… Ocupan todas las islas Canarias, mientras que en la Península solo quedan algunos restos en Olot, Campo de Calatrava y Cabo de Gata.

 
La Meseta y sus unidades interiores. Desde el punto de vista geológico, la Meseta constituye el núcleo primitivo y la pieza fundamental del solar ibérico. Su altura media excede los 600 metros y se halla dividida en dos mitades por el Sistema Central. Al norte queda la submeseta septentrional, cuya altitud media supera los 700 metros; al sur se extiende la submeseta meridional, de altitud más moderada y dividida, a su vez, en dos mitades por los Montes de Toledo, que se interponen entre los ríos Tajo y Guadiana.
Los rasgos morfológicos de la Meseta derivan de su condición de viejo macizo surgido a finales de la Era Primaria y reducido a penillanura durante la Era Secundaria. El plegamiento alpino le afectó intensamente. Sus consecuencias fueron múltiples y pueden sintetizarse en las siguientes:
a)  Fracturación general e individualización en bloques, algunos de los cuales se elevaron y otros se hundieron.
b)  Plegamiento de los bordes exteriores.
c)  Basculamiento de todo el complejo hacia el océano Atlántico.
 
Las unidades interiores. El resultado final de la evolución orogénica analizada fue la individualización de unidades de relieve hasta entonces inexistentes en el interior de la Meseta, las cuales se concretaron en forma de cordilleras (Sistema Central y Montes de Toledo) o en forma de depresiones (cuenca del Duero y La Mancha).
El Sistema Central está formado por un rosario de sierras que se extiende en una alineación oeste-este. Destacan las sierras de Somosierra, Guadarrama, Gredos, Peña de Francia y, ya en Portugal, sierra de la Estrella. Entre unas y otras se interponen puertos o collados que facilitan la comunicación entre ambas submesetas.
 
Los Montes de Toledo tienen mayor entidad como cordillera. Su formación es similar a la del Sistema Central, aunque su complejidad geológica es mayor. Sus cumbres no sobrepasan los 1600 metros, destacando la sierra de Guadalupe.
 
Las depresiones y llanuras del interior de la Meseta, cuenca del Duero y llanura manchega, surgieron por el hundimiento del zócalo paleozoico y la colmatación posterior de las depresiones. Hoy son extensas planicies en cuyos horizontes aparecen salpicados cerros testigo u oteros.
 Paisaje tabular típico de la Meseta.
Los rebordes montañosos de la Meseta.
La Meseta está rodeada, por todas partes menos por el oeste, por cadenas montañosas que la envuelven y la aíslan de la influencia oceánica, confiriendo a las tierras un acusado carácter continental. Los rebordes que lo integran son:
El Macizo Galaico y los Montes de León. Su superficie está atravesada por redes de fallas, que han dado lugar a las rías. Dentro de la denominada dorsal gallega, su punto culminante es Cabeza de Manzaneda. En los Montes de León se conservan importantes huellas del glaciarismo (ej. el lago de Sanabria, el mayor de origen glaciar en España).
La Cordillera Cantábrica. Es el borde septentrional de la Mesta y se extiende desde Galicia hasta el País Vasco a lo largo de 600 Km. de cumbres alineadas junto al mar. Forma una muralla que dificulta la comunicación entre la costa y las tierras del interior, dificultando el acceso de las masas de aire húmedo al interior de la Península y marcando la división entre las Españas húmeda y seca.
Bajo su aparente unidad se oculta una gran variedad interna, distinguiéndose:
El sector occidental o asturiano, afín al Macizo Galaico, también surgió durante la orogénesis herciniana. Está formado por materiales paleozoicos (cuarcitas, pizarras) y otros del periodo carbonífero, época en la que se formaron las capas de carbón que justifican la explotación minera. Aquí se localizan los Picos de Europa.
 
El sector central de la cordillera, que se extiende sobre Cantabria. Está formado por materiales calizos del secundario plegados durante la orogenia alpina; son formas de relieve más suaves y de menor complejidad que las asturianas, aunque con cimas que sobrepasan los 2000 metros de altitud.
 
Los Montes Vascos marcan la transición entre la cornisa cantábrica y los Pirineos, presentan semejanzas con el sector central de la cordillera.
 
El Sistema Ibérico. El borde oriental de la Mesta se extiende desde el sur de la Cordillera Cantábrica  hasta el mar Mediterráneo, cerrando por el Este la cuenca del Duero y la llanura manchega. Se formó en el Terciario por el plegamiento de los materiales calizos depositados al Este de la Meseta. En su estructura se distinguen 2 partes:
  • La parte norte cuenta con importantes sierras (Demanda, Urbión), que suman a su importancia orográfica, su condición de núcleo dispersor de aguas hacia las cuencas hidrográficas del Duero y del Ebro.
  • El sector meridional de la cordillera es más ancho y de contorno y alineación menos precisos; en él se pueden distinguir dos ramas separadas por el curso del río Jiloca: una interior o meseteña y otra exterior o aragonesa.
Sierra Morena. Ocupa el borde sur de la Meseta. No es realmente una cordillera, sino un gran escalón entre la meseta paleozoica y la depresión del Guadalquivir. Por eso resulta mucho más airosa vista desde Andalucía.
Montañas y depresiones exteriores. Fuera de la Meseta se sitúan las unidades de relieve a las que, en razón de su posición geográfica, denominamos sistemas exteriores. Son cordilleras y depresiones cuya formación se inició a comienzos de la Era Terciaria. Las cordilleras surgieron por efecto de la orogenia alpina, que plegó e hizo emerger los sedimentos depositados durante la Era Secundaria. Las depresiones corresponden a las fosas alpinas establecidas entre los sistemas en curso de formación y el borde del zócalo paleozoico.
Se integran en dos grandes conjuntos: uno septentrional, formado por los Pirineos,, la cordillera Costero-Catalana y la depresión del Ebro; y otro meridional, integrado por las cordilleras béticas y la depresión del Guadalquivir.
Los Pirineos. Ocupan el istmo peninsular desde el golfo de Vizcaya hasta el cabo de Creus. Se extienden a lo largo de 435 Km. y forman una barrera montañosa robusta y compacta que constituye una frontera de clarísimas repercusiones geográficas.
En su interior se distinguen dos zonas:
  • El Pirineo axial. Es el núcleo y eje central de la cordillera. Se extiende longitudinalmente por una banda de materiales paleozoicos (pizarras, granitos) que son restos de un antiguo macizo herciniano desaparecido. Aquí están las principales alturas, ej. el Monte Perdido. Son frecuentes los valles y lagos glaciares.
 
  • El Prepirineo, que se halla adosado a su flanco meridional. Está formado por rocas calizas mesozoicas y se descompone en dos alineaciones montañosas separadas, a su vez, por una depresión longitudinal.
 
La depresión del Ebro. Comprende las tierras bajas del noreste peninsular. Su génesis y evolución geomorfológica están asociadas a los sistemas montañosos de su contorno. Inicialmente fue un brazo de mar cuya comunicación con el océano quedó interrumpida a medida que el plegamiento alpino elevaba los relieves ibéricos y pirenaicos. Desde mediados de la Era Terciaria quedó reducido a un lago en el que se depositaban los materiales que la erosión excavaba de las montañas recién formadas.
Los materiales transportados se depositaron selectivamente según su grosor, situándose los más finos en el centro de la depresión y los más gruesos próximos a la línea de costa. Luego, el proceso de erosión ha dado lugar a la aparición de mesas o muelas, mientras que en los bordes aparecen formas de relieve asociadas a potentes bancos de conglomerados y, en las zonas donde el roquedo es de naturaleza margosa o yesífera, las conocidas como malas tierras o bad lands.
La cordillera Costero-Catalana. Cierra la depresión del Ebro por el sureste. Está orientada de noreste a suroeste y se extiende a lo largo de 250 Km, entrando en contacto con los Pirineos y el Sistema Ibérico. Pese a su modesta condición como sistema montañoso, ofrece una complejidad notable.
Transversalmente, la cordillera está partida en dos unidades a la altura de Barcelona. La mitad norte está integrada por materiales antiguos paleozoicos (pizarras, granitos), mientras que la sur está formada por calizas.
Se divide en 2 alineaciones: la zona litoral, inmediata a la costa, donde destaca la sierra de Tibidabo, y otra interior, donde se encuentran las mayores alturas de (Montserrat, Montseny). Entre ambas hay una depresión o fosa tectónica, que se colmató con materiales terciarios y cuaternarios, formando un paisaje de suaves colinas y valles.
Los sistemas béticos. Se extienden desde el estrecho de Gibraltar hasta el cabo de la Nao. Son el mayor sistema montañoso de la Península y, probablemente, el de mayor complejidad geológica.
Surgieron en la segunda mitad de la Era Terciaria a medida que el plegamiento alpino, por desplazamiento de la placa africana contra el zócalo de la Meseta, comprimió los potentes bancos de sedimentos mesozoicos depositados en el mar de Thetis.
El núcleo de todo el sistema lo forma la denominada cordillera Penibética, que se levanta bruscamente ante el litoral y contiene las mayores alturas: Ronda y Sierra Nevada, entre otras. En la última está la mayor altura de la península, el Mulhacén (3478m).
Hacia el norte, y en contacto con la depresión del Guadalquivir, se desarrolla la cordillera Subbética. Tiene una clara orientación suroeste-noreste y se extiende por las sierras de Grazalema, Mágina, Cazorla, Segura y La Sagra. Entre sus materiales abundan las calizas y las margas, al amparo de las cuales se han formado amplias superficies carcavadas de malas tierras y espectaculares relieves cársticos, como el Torcal de Antequera.
Entre ambos conjuntos se sitúa la depresión o surco intrabético, una serie de depresiones interiores que se extienden desde Antequera hasta Baza, pasando por Loja, Granada y Guadix.
La depresión del Guadalquivir. Ocupa el espacio que se extiende entre las cordilleras béticas y Sierra Morena. Es una amplia depresión  en forma triangular abierta al océano Atlántico, del que recibe la influencia marítima. Inicialmente, la depresión fue un brazo de mar que recibió las aportaciones sedimentarias de las cordilleras béticas y de Sierra Morena.
Las formas más características de la depresión del Guadalquivir son sus campiñas, tierras llanas suavemente onduladas de explotación agraria; también las marismas, en el Parque Nacional de Doñana.

 
Los relieves insulares
Los archipiélagos ofrecen dos tipos de relieve claramente diferenciados. Las islas Baleares guardan una estrecha relación con el relieve peninsular, mientras que las Canarias son completamente independientes, tanto por su situación geográfica como por su carácter volcánico.
Las islas Baleares. Son la prolongación geográfica de la Península en el mar Mediterráneo a través del cabo de la Nao, ya que, excepto en la isla de Menorca, el archipiélago representa la continuidad de las cordilleras béticas; así lo acredita su estructura geológica, la naturaleza de sus materiales y la edad de formación.
En Mallorca, al noroeste se sitúa la sierra de Tramontana, que contiene la mayor elevación del archipiélago (Puig Major, 1445 m); al sureste se extiende la denominada sierra de Levante y, entre ambas, la llanura central.
La isla de Menorca se diferencia del resto del archipiélago por su vinculación con la cordillera Costero-Catalana, como se aprecia en sus formas y alineación.
Las islas Canarias. En el océano Atlántico, tienen un carácter volcánico compartido con otras islas del mismo océano, como Islandia o las Azores. Su origen se relaciona con las emisiones volcánicas de la Era Terciaria, a través de las fracturas existentes en la zona de fricción entre la placa africana y la corteza oceánica, y que han continuado hasta una época relativamente reciente.


Tienen como rasgo común su carácter montañoso. Se elevan desde las profundidades marinas hasta una altura considerable, lo que, unido a su limpia atmósfera, ha sido aprovechado para la instalación de grandes observatorios astronómicos. Su punto culminante es el Teide, que con 3710 metros es la cota más alta de España.
Presenta formas de relieve espectaculares. Entre éstas destacan las calderas y los cráteres volcánicos, los pitones de lava que la erosión ha puesto al descubierto (roques), o los malpaíses, resultantes de la solidificación de las lavas.
 

PRÁCTICAS TEMA 3

1. En el gráfico se representa un perfil topográfico de la Península Ibérica desde el Mar Cantábrico al Mar Mediterráneo. Analícelo y conteste a las preguntas siguientes:

a) Diga el nombre, y la letra correspondiente, de los sistemas montañosos que aparecen en el gráfico, ordenados en sentido Norte-Sur.

b) Diga el nombre, y los números correspondientes, de los ríos que aparecen en el gráfico, ordenados de Sur a Norte.

c) De los sistemas montañosos, diga, con letra y nombre, cuáles de ellos son:  interiores a la Meseta, exteriores a la Meseta y periféricos a la Meseta.



2. El mapa representa las unidades morfoestructurales de España. Analícelo y responda a las siguientes preguntas:

a) Relacione, con nombre y número, las unidades de relieve exteriores a la Meseta.

b) Relacione, con nombre y número, las unidades de relieve interiores y periféricas de la Meseta.

c) Partiendo de los tres principales tipos de roquedos de la Península, nómbrelos con los números que cada uno de ellos tiene superpuestos. ¿Qué rocas predominan en el 16?



3. Realizar un comentario del mapa con las litologías dominantes en la Península Ibérica indicando sus características geológicas (roquedo), modelado y localización.

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